El pasado mes de febrero, veía la luz el nuevo Panel Epsilon Icarus Analytics del Ibex 35, elaborado por Epsilon Technologies, un estudio que analiza las redes sociales de las 29 empresas del Ibex 35 que disponen de perfiles oficinales.
Según el mismo, Iberdrola (36,66% de cuota), Acciona (20,63%) y Repsol (6,95%) lideraron las redes sociales. El Top-10 restante de empresas del Ibex 35 con mayor impacto en redes sociales el año pasado fueron Santander (5,70%), Mapfre (5,10%), Telefónica (3,75%), Meliá (2,90%), Bankia (2,53%), Endesa (2,49%) y Aena (1,89%).
En un año especialmente complejo, las empresas del IBEX35 han apostado por reforzar su estrategia en redes sociales y lo han hecho con ‘sentido común’, optando por contenidos más humanos, más cercanos y empatizando con una situación, cuanto menos, novedosa para todos.
Cuando accedí a este informe, mi primera reacción fue pensar en los directivos de esas compañías ¿Son CEO’s sociales que han entendido que la forma adecuada de conectar con su audiencia (clientes, proveedores, accionistas, stakeholders…) es estando en aquellos canales en los que esta se encuentra? O, por el contrario, ¿Siguen resistiéndose?
Es curioso cómo a pesar de este liderazgo de las energéticas sus directivos carecen de presencia en redes sociales (a excepción de José Manuel Entrecanales, Presidente de Acciona, que dispone de cuenta, poco activa, eso sí, en Twitter). Y más cuando, según un estudio realizado por Twitter, el uso de esta (y otras redes) por parte de la alta dirección influye positivamente en los usuarios, además de mejorar su imagen y la de la compañía que dirigen.
Dicho estudio señala algunas cualidades que los directivos pueden proyectar por el simple hecho de estar en este tipo de plataformas, tales como saber escuchar, ser fácil de abordar, ser cercano a sus empleados o transparentes.
Cualidades, todas ellas, que sí han sabido transmitir otros directivos como Ana Patricia Botín, Presidenta del Banco Santander; Antonio Huertas, CEO de Mapfre; José María Álvarez-Pallete, Presidente de Teléfonica o Gabriel Escarrer, CEO de Melía. Y es que todos ellos han apostado por mostrar su lado más humano y auténtico, han entendido que la interacción con los seguidores es clave para conseguir esa vinculación con ellos y de estos con la marca y, sobre todo, han sabido adaptarse al entorno, abogando por la transparencia como fórmula para conseguir la tan ansiada confianza que cualquier marca necesita para lograr sus objetivos. Bienvenido, CEO del siglo XXI.
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